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El aparato lagrimal se encarga de producir, distribuir, drenar y eliminar la lágrima. Está formado por la glándula lagrimal, que es la encargada principal de producir la lágrima, y un sistema excretor que recolecta la lágrima de la superficie ocular para eliminarla por las fosas nasales.
Según la zona de la vía lagrimal afectada, se pueden producir distintos tipos de alteraciones, siendo la más frecuente de ellas la obstrucción. Esta obstrucción va a impedir la correcta eliminación de la lágrima, causando una epifora (lagrimeo continuo) y como consecuencia una irritación de la superficie ocular.
Esta obstrucción puede ser congénita o presentarse a cualquier edad. Existen diversas causas que pueden producir esta obstrucción: infección crónica, traumatismos que afecten a los conductos de drenaje, cirugía previa en el ojo o en la nariz y ciertos colirios oculares usados de forma crónica, entre otras.
Entre los síntomas que pueden aparecer debido a la obstrucción de la vía lagrimal se incluyen:
El especialista en vías lagrimales valorará el estado del polo anterior (menisco lagrimal, puntos lagrimales, párpados) y realizará una serie de pruebas como la irrigación o sondaje de la vía lagrimal, el test de Jones o el test de aclaramiento de fluoesceína. En ocasiones es necesario el uso de pruebas complementarias que pueden ayudar a valorar el estado de las vías lagrimales como la dacriocistografía, la TAC o la RMN.
Dado que la vía lagrimal finaliza en la nariz es importante trabajar en equipo con los especialistas de otorrinolaringología.
Existen diversas opciones de tratamiento para corregir la obstrucción de las vías lagrimales
En la UGC de Oftalmología del HUVR se atienden cada año unas 400 consultas por patología de vías lagrimales y se llevan a cabo unas 110 cirugías anuales.
El seguimiento y tratamiento de la patología de la vía lagrimal en nuestra unidad se lleva a cabo en Hospital Duques del Infantado, donde se ubican tanto las consultas como los quirófanos.