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Las infecciones víricas son muy frecuentes en los niños y constituyen la causa más frecuente de fiebre en la infancia. El sistema inmune de un niño sano es capaz de acabar con los síntomas en pocos días, por lo que no requieren un tratamiento curativo, sólo para controlar los síntomas. Entre los síntomas que acompañan a la fiebre se incluyen: mocos, tos, dolor abdominal, diarrea, vómitos, dolor de garganta o de cabeza, lesiones cutáneas, cansancio o disminución de apetito.
El tratamiento va dirigido a controlar los síntomas asociados y la temperatura, para favorecer el confort del niño; no siendo necesarios los antibióticos (los antibióticos NO curan las infecciones producidas por virus).
Solicite cita para revisión por su pediatra de atención primaria en los próximos días.