Convulsión febril

Es una respuesta del cerebro ante la fiebre que se produce en algunos niños. Cualquier infección (catarro, faringitis, otitis, gastroenteritis) que curse con fiebre, puede provocar una convulsión febril. Estas son comunes en niños pequeños y la mayoría se resuelven solas a los 4- 6 años de edad. No suelen causar daño cerebral ni afectar a la inteligencia del niño y, aunque crean mucha angustia al observarlas, no suelen ser graves. Que su hijo presente convulsiones febriles no implica que padezca epilepsia.

Suelen ocurrir en las primeras 24 horas de fiebre. Los síntomas típicos son: pérdida brusca del nivel de conciencia, rigidez corporal y sacudidas de brazos/piernas o flacidez. Suelen ceder por sí solas y durar poco tiempo, generalmente menos de 5 minutos. Tras el episodio, el niño tiende a dormirse (es algo normal y no es un signo de alarma).

Después del primer episodio, 1 de cada 3 niños volverá a tener otro (sobretodo si los padres también las tuvieron de pequeños); pero en la mayoría de las ocasiones no es preciso ningún estudio ni tratamiento especial.

 

Cuidados en casa:

– Los niños con convulsiones febriles no necesitan un tratamiento para la fiebre diferente del que se administra a los demás niños. Utilice dosis habituales de antitérmicos y con la misma frecuencia.

– Si vuelve a presentar una convulsión: Coloque al niño tumbado de lado para permitir que las secreciones salgan. SE RECOMIENDA QUE NO INTRODUZQUE EL DEDO NI CUALQUIER OTRO OBJETO EN LA BOCA (no piense que se va a “tragar la lengua”, esto no es cierto). Si la convulsión dura más de 3-5 minutos y tiene diazepam rectal, aplíquelo y llame al servicio de emergencias.

– Intente fijarse bien en las características de la crisis para poder describirla con detalle al médico posteriormente: tipo de movimientos, coloración de la cara, posición de la mirada, pérdida de esfínter urinario o anal. Intente calcular la duración del episodio.

 

Consulte de nuevo si:

– Se repite la convulsión.

– Si su hijo está adormilado, decaído o, por el contrario, muy irritable.

– Si se queja de dolor de cabeza intenso.

– Si presenta vómitos repetidos.