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Consisten en episodios de llanto prolongado, a veces inconsolable, que se repiten casi a diario, predominantemente en la tarde y noche. Se presentan en niños sanos con pocos meses de vida, su pronóstico es benigno y desaparecen alrededor del cuarto mes de vida.
– Debe mantener la calma ya que se trata de un proceso benigno y pasajero.
– Acuda a consolarle. Algunos motivos de llanto son: hambre, sed, necesidad de cambio de pañal, dificultad para defecar, sensación de calor/frío…
– Procure que el ambiente sea tranquilo y relajado; no trasmita ansiedad al niño.
– Pueden ser útiles los masajes en el abdomen, los paseos en carrito o en coche o la música suave. Los ruidos monótonos pueden ayudar a calmar al niño, como los denominados “ruidos blancos” (existen apps para instalar en el teléfono móvil que reproducen estos ruidos).