El médico que ha valorado a su hijo sospecha que los síntomas que presenta pueden ser debidos a una reacción alérgica de su organismo a las proteínas de la leche de vaca (PLV). Curiosamente los síntomas no suelen aparecer en la primera ingesta de leche.
¿Qué es?
La alergia a las proteínas de la leche de vaca (APLV) Entre los síntomas típicos de este tipo de alergia pueden encontrarse:
- Síntomas digestivos: Vómitos (o más regurgitaciones de las habituales), cacas de poca consistencia o consitencia líquida que pueden acompañarse de restos de mucosidad y/o restos de sangre.
- Sintomas cutáneos (en la piel): Erupciones, urticaria.
- Síntomas Respiratorios: Tos, dificultad respiratoria, “pitos” en el pecho…
¿Qué debo hacer en casa?
Por el momento, y hasta revisión por su pediatra de Atención Primaria, se recomienda evitar las PLV, de forma que:
- Si el niño recibe lactancia materna, en principio puede continuarla. Eso sí, la madre debería evitar las PLV en su alimentación (no comer leche, queso ni otros lácteos derivados de la vaca). Ha de saber que, en ocasiones, si los síntomas de alergia son muy intensos o graves el niño puede seguir presentando síntomas de alergia con la leche materna (porque aún contiene restos de PLV de su almentación). Esto puede ocurrir hasta que la madre lleve 2 semanas evitando las proteínas de la leche de vaca. En ese caso es posible que el niño tenga que tomar fórmula hidrolizada durante esas 2 semanas (si la madre desea continuar con la lactancia materna puede extraerse la leche y desecharla durante este tiempo).
- Si el niño estaba tomando leche de fórmula (“de farmacia”), sustitúyala por la fórmula hidrolizada que le ha sido prescrita.
- Se recuerda que la alergia sospechada es únicamente a las proteínas de la LECHE DE LA VACA (aunque también pueden tener reacción con lácteos derivados de la cabra o la oveja). El niño no debería tener problemas con otras proteínas vacunas, como las presentes en la carne de vaca (ejemplo: papillas de ternera).
Consulte de nuevo si aparecen: decaimiento, dificultad para respirar, sibilancias (“pitos”), vómitos repetidos, inflamación de labios/lengua o lesiones rojizas y sobreelevadas en la piel..
Seguimiento por su pediatra de atención primaria.