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Son zonas del glande a las que se ha quedado pegada piel del prepucio, impidiendo su retracción de forma completa. Son algo muy habitual en el recién nacido y van desapareciendo progresivamente con el crecimiento por sí solas (mayoritariamente a lo largo del primer año de vida). Esta entidad es benigna y no suele requerir tratamiento urgente.
A pesar de que antiguamente se pensaba que podía ser aconsejable, a día de hoy NO SE RECOMIENDA insistir en la retirada del prepucio durante la higiene del niño. Únicamente se recomienda descubrir el glande en la medida de lo posible (sin forzar) y realizar higiene de la zona con agua y jabón para evitar infecciones.