Traumatismo cráneoencefálico

Un traumatismo en la cabeza puede causar somnolencia, dolor de cabeza, sensación de mareo, vómitos o pérdida de memoria del episodio. Lo peligroso de estos golpes es que se produzca alguna lesión en el cerebro. La observación del niño es fundamental y es lo que va a ayudar a decidir si hace falta alguna prueba diagnóstica.

En este momento su hijo presenta una exploración neurológica normal, por lo que no precisa ingreso hospitalario aunque SIEMPRE se recomienda continuar su observación.

 

Cuestiones importantes:

– La mayoría de los traumatismos en la cabeza son leves y no producen daños. Con golpes mínimos son infrecuentes las lesiones graves. En la mayoría de los casos no es necesario realizar pruebas complementarias.

– Es normal que en las primeras horas su hijo esté asustado, no recuerde el momento del traumatismo, tenga dolor de cabeza o presente algún vomito.

 

Cuidados en casa:

– Observe al niño durante las 24 horas siguientes. Manténgalo en casa, en un ambiente tranquilo y relajado (sin videoconsolas ni móviles) y bajo la supervisión de un adulto.

– Si el niño tiene sueño puede dejarle dormir, si bien es recomendable despertarlo aproximadamente cada 3-4 horas para observar sus reacciones (estado de alerta, habla, reconocimiento) y comprobar su comportamiento.

– Si presenta dolor de cabeza puede tomar paracetamol o ibuprofeno a dosis habituales.

– Transcurridas 2 horas sin vómitos, ofrézcale líquidos en pequeñas cantidades y algún alimento que le apetezca. No es el momento de que pruebe alimentos nuevos o de “premiar” con alimentos grasos (pizzas, hamburguesas, etc)

– Tras 24 horas del traumatismo, se puede reiniciar el ritmo normal de vida si el paciente no presenta síntomas.

 

Consultar de nuevo:

– Si el niño vomita más de 3 veces, especialmente pasadas 8 horas desde el golpe.

– Si presenta dolor de cabeza intenso o progresivo que no se alivia con analgesia habitual.

– Si su hijo no tiene un comportamiento habitual, está confuso, somnoliento, irritable o cuesta mucho despertarle.

– Si presenta movimientos anormales, convulsiones, desmayo, debilidad u hormigueo de extremidades o tiene dificultad para caminar, hablar, alteración en la visión o tiene las pupilas de diferente tamaño.

– Si observa salida de líquido claro o sangre por la nariz o los oídos.

– En general, si presenta cualquier síntoma que le resulte extraño.

 

Seguimiento por su pediatra de atención primaria.