Síncope

El síncope consiste en una pérdida de consciencia brusca y breve. Habitualmente aparece palidez, el paciente deja de responder y pierde el tono muscular, pudiendo caerse al suelo. Tras ello, suele producirse una recuperación rápida (en pocos minutos). Antes del “desmayo” el niño suele experimentar malestar general, visión borrosa, sudoración, náuseas, dolor abdominal o sensación de zumbido en los oídos. Puede desencadenarse por dolor, miedo, ansiedad, al levantarse bruscamente cuando se está tumbado o tras permanecer de pie quieto mucho tiempo. También puede ocurrir en situaciones muy concretas tales como estar orinando (sobretodo en varones)

Generalmente no están causados por problemas médicos importantes y no necesitan ningún estudio especial.

 

Cuidados en casa:
– Si conoce las situaciones que le causan los desmayos debe evitarlas o cambiarlas. Un ejemplo es evitar incorporarse bruscamente cuando se está sentado o tumbado. Si el niño se suele marear cuando le sacan sangre adviértalo antes al equipo sanitario.
– Cuando el niño comience a sentirse mal se recomienda adoptar la posición de tumbado y elevar las piernas. Si los episodios suelen estár provocados por nerviosismo/ansiedad, animarlo a respirar lenta y profundamente.
– Cuando el malestar y la sensación de debilidad física hayan desaparecido se puede incorporar despacio. Si está tumbado, primero debe sentarse; y tras unos minutos, puede levantarse lentamente.
– Los niños con tendencia a presentar síncopes deben tomar líquidos frecuentemente. Especialmente si realizan ejercicio físico.

 

Consultar de nuevo si:
– El niño tarda en recuperar el conocimiento más de lo esperado (no suele superar el minuto).
– El síncope se ha producido durante el ejercicio, al hacer un esfuerzo o mientras estaba sentado o tumbado.
– Si el episodio se ha seguido de sacudidas de las extremidades o el niño se orina encima

Seguimiento por su pediatra de atención primaria.