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El término catarata se refiere a la opacidad o falta de transparencia del cristalino. El cristalino es una estructura ocular transparente situada detrás del iris y la pupila con función de lente. En condiciones normales, permite que el objeto que queremos identificar se enfoque en la retina y seamos capaces de apreciarlo con nitidez.
Con el paso de los años, el cristalino se opacifica (catarata), haciendo que la luz y las imágenes que veamos no lleguen bien en la retina y de esta forma tengamos una mala calidad de visión. La catarata es la principal causa de ceguera evitable en el mundo, siendo mucho más frecuente en personas mayores de 50 años.
Existen factores que favorecen la aparición precoz de catarata, como son la diabetes, el tratamiento crónico con corticoides, y los traumatismos oculares entre otros.
Existen distintos tipos de catarata, los cuales afectan en grado variable a la visión. Los tres tipos principales de catarata son: nuclear, cortical y subcapsular.
Al inicio, los síntomas suelen ser muy sutiles.
Una vez haya evolucionado la catarata, la visión se puede ver muy comprometida y afectar a todas las actividades de la vida diaria de la persona. La pérdida de visión provocada por las cataratas no mejora con gafas ni con lentes de contacto. Puede causar un gran deterioro en la calidad de vida y ser origen de accidentes por caídas o de otro tipo.
El diagnóstico de la catarata lo establece el especialista en Oftalmología en base a la agudeza visual del paciente y realizando una exploración, principalmente con la lámpara de hendidura.
Con diferentes técnicas, el oftalmólogo podrá descartar, cuando lo sospeche, otras posibles causas de pérdida de visión (degeneración macular asociada a la edad, glaucoma, etc).
Hay que destacar que la catarata no es una enfermedad, se trata del proceso natural de envejecimiento del cristalino. La presencia de una catarata no implica necesariamente que se tenga que llevar a cabo una cirugía.
La catarata es una condición que sigue un curso progresivo con el paso del tiempo. No existe un tratamiento médico para la catarata, dependiendo de la evolución y el grado de afectación visual de la catarata, el médico valorará si está indicada la cirugía.
En la inmensa mayoría de casos, la técnica utilizada es la facoemulsificación y la implantación de una lente intraocular (sustituye al cristalino en su función de lente). Se trata de una cirugía que está muy estandarizada y que tiene una alta seguridad. En nuestro hospital, disponemos de la última tecnología disponible para conseguir los mejores resultados.
La consulta preoperatoria es de vital importancia para descartar que existan otras patologías que estén afectando a la agudeza visual además de la catarata. En esta misma consulta se estudiará la córnea y se calculará la lente que se implantará en la cirugía.
Una ventaja importante que tiene esta cirugía es que, en la inmensa mayoría de los casos, la anestesia que requiere es tópica (en forma de colirio) y en régimen de Cirugía Mayor Ambulatoria. Así, una vez termine la cirugía, el paciente puede volver a su domicilio.
Hay que destacar que, en nuestro hospital, disponemos de lentes intraoculares especiales para el tratamiento de pacientes con catarata y astigmatismo elevado, denominadas lentes tóricas. Antes de implantar una lente tórica hay que realizar un estudio minucioso ya que no todos los astigmatismos pueden corregirse con este tipo de lente.
En la UGC de Oftalmología del HUVR realizamos más de 5000 cirugías al año como tratamiento para las cataratas.
El diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los pacientes con catarata en nuestra unidad se lleva a cabo en diferentes espacios físicos:
Recuerda que el diagnóstico de catarata, y la indicación de cirugía, solo lo puede realizar un médico especialista en oftalmología. Incluso cuando se indica una sospecha desde un centro de óptica es competencia exclusiva del oftalmólogo.
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Fechas señaladas: Dia mundial de la vista (segundo jueves de Octubre)