Virgen del Rocío controla el dolor agudo de los pequeños sometidos a grandes cirugías

Publicada el: 2009-07-17 12:00 | Escrito por Úrsula Palmar Gómez

| Para más información:

Según los datos que se desprenden del primer año de funcionamiento de la Unidad de Tratamiento del Dolor Agudo Postoperatorio del Hospital Infantil Virgen del Rocío, el 81% de los pacientes pediátricos sometidos a una gran cirugía no manifiesta dolor agudo tras la intervención quirúrgica. El dolor expresado por estos pequeños, medido por la escala numérica de valoración analógica visual EVA, es inferior a tres, lo que significa que es leve. Asimismo, en más del 50% de pacientes, no hay ningún dolor. La puesta en funcionamiento de la unidad ha supuesto una mejora de la calidad en la asistencia del paciente quirúrgico, tanto objetiva como percibida por el paciente y su familia, ha explicado el doctor Antonio Ontanilla López, coordinador de Anestesiología y Reanimación en el Hospital Infantil.


Las laparotomías (cirugías en las que es necesario abrir el abdomen), las toracotomías (apertura del tórax), las osteotomías (intervención en la que hay cortes o remodelaciones óseas) y determinadas intervenciones urológicas son los procedimientos que más dolor provocan en el niño, al considerarse de gran agresión quirúrgica. La actuación del equipo de anestesistas comienza en el propio quirófano, donde en coordinación con el cirujano, decide qué tratamiento anestésico es el más idóneo, adecuando la técnica al tipo y lugar de la cirugía, así como al dolor esperado, y siempre siguiendo el protocolo de escala analgésica de la Organización Mundial de la Salud. Habitualmente, junto con la anestesia general, se realiza un bloqueo loco-regional (ya sea en columna o a nivel de las extremidades), resultando la combinación de ambas técnicas más eficaz para combatir posteriormente el dolor.


Tras la cirugía, en la Unidad de Reanimación Postanestésica (también conocida como sala de despertar), se instaura la pauta de medicación que el pequeño necesitará para minimizar el dolor en las siguientes horas. Ya en planta, y gracias al trabajo y la implicación del personal de enfermería, los anestesistas hacen un estrecho seguimiento de cada paciente durante las primeras 48 horas y, si fuera necesario, durante 72. Eliminado el dolor, el pequeño continúa su recuperación sin necesidad de perfusión continua de analgésicos. En los próximos meses, el servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital Infantil incorporará bombas PCA (patient-controlled analgesia) para los pequeños, otorgando al pequeño y su familia la autonomía del control del dolor y avanzando aún más en su estrategia de lucha contra el dolor en el ámbito pediátrico.


En este sentido, destacar el trabajo del equipo de anestesia fuera del ámbito quirúrgico, con una intensa labor en procedimientos diagnósticos, sean invasivos o no. Durante el primer semestre del año, se ha anestesiado a 347 niños que han precisado pruebas de resonancia magnética (neurológicas, cardíacas, etc.), radiología intervencionista, PET, estudios electrofisiológicos, litotricias, etc. Igualmente, los anestesistas están presentes durante el año en más 300 punciones lumbares y biopsias de médula ósea de pacientes oncohematológicos.


Existe evidencia científica de que el dolor, inadecuadamente tratado, prolonga innecesariamente el tiempo de ingreso hospitalario, aumenta la morbilidad perioperatoria y provoca una vivencia muy negativa del medio sanitario. Según el paciente, el dolor puede ser variado, influyendo la amplitud de su enfermedad, condiciones médicas subyacentes, experiencias previas del dolor e incluso la actitud personal ante el dolor.


El dolor postquirúrgico tiene efectos fisiopatológicos y psicoemocionales. Las consecuencias clínicas pueden incluir: función respiratoria deficiente, tos seguida de retención de secreciones pulmonares, neumonías, etc. Igualmente, puede agravar la respuesta hormonal al stress, provocando respuestas autónomas perjudiciales (incremento del ritmo cardíaco y presión sanguínea), deteriorar la respuesta del sistema inmunológico, retrasar la motilidad intestinal, alterar la cicatrización, facilitar la destrucción del tejido y provocar respuestas emocionales negativas.


El tratamiento correcto y agresivo del dolor agudo proporciona importantes ventajas, tal y como se ha demostrado en este primer año de funcionamiento de este pionero dispositivo asistencial. El paciente empieza a deambular antes, mejora su función respiratoria, presenta menos complicaciones y demuestra una respuesta psicológica y emocional favorable.