Los tumores de origen vascular y las malformaciones congénitas vasculares, incluyendo las de origen linfático, son dos grupos de enfermedades que precisan de un trabajo en equipo tanto en la edad pediátrica, cuando se detectan, como en la adulta, para su seguimiento y control. Sus complicaciones, potencialmente letales, con riesgo de afectación funcional y de deformidades permanentes, al mismo tiempo que el sufrimiento psíquico y el aislamiento social en el que pueden verse inmersos el paciente y su familia exigen un abordaje multidisciplinar para ofrecer la mejor opción de tratamiento médico-quirúrgico en cada caso. Esta es la razón que ha impulsado en Hospitales Universitarios Virgen del Rocío la creación de un comité de expertos que garantizará la máxima calidad en la atención a estos pacientes. La reciente adquisición de la terapia láser más avanzada para tratar estas anomalías refuerza la apuesta del centro y permite que, a partir de ahora, se puedan tratar todos los tipos de anomalías relacionadas.
Cirujanos pediátricos, dermatólogos, cirujanos plásticos, cirujanos maxilofaciales, neurorradiólogos, traumatólogos, oncólogos y patólogos son los especialistas que integran este equipo. Definir las principales anomalías vasculares, acordar los diferentes protocolos de tratamiento y seguimiento, elaborar un registro clínico de los pacientes atendidos en el centro y decidir en los casos de mayor complejidad cuál es la terapia más idónea son las principales funciones de este singular grupo de trabajo. La experiencia de Hospitales Universitarios Virgen del Rocío permite afirmar que, a largo plazo, con los tratamientos conservadores y de mínima invasión se consiguen mejores resultados, por lo que se persigue minimizar los procedimientos quirúrgicos agresivos, limitándolos a casos de complejidad con mal pronóstico vital y funcional y causantes de graves deformidades. Al tratamiento farmacológico, se suman la radiología vascular intervencionista, la terapia láser y las técnicas quirúrgicas de mínima invasión (broncoscopia, laparoscopia, endoscopia, etc.).
Los hemangiomas infantiles, los tumores vasculares más frecuentes en la infancia (hasta el 3% de todos los recién nacidos, aumentando hasta el 10% de todos los niños durante el primer año de vida) tienen una elevada morbilidad, en función de su tamaño, localización y grado de afectación, por lo que exigen ser abordados de forma precoz. Las malformaciones vasculares, aunque con menor incidencia en la población, también pueden tener pronósticos dramáticos. Aproximadamente un 60% de las lesiones vasculares afectan al polo cefálico, concretamente el rostro del niño.