Las Unidades de Dermatología, Grandes Quemados y Cirugía Plástica del Hospital Virgen del Rocío, lideradas por los doctores Julián Conejo Mir y Tomás Gómez Cía, han implantado recientemente un nuevo protocolo de tratamiento para la Necrosis Epidérmica Tóxica, que ha merecido el premio nacional del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica. Y es que aunque todavía es pronto para extraer las conclusiones definitivas, la realidad es que no ha fallecido ninguno de los ocho pacientes atendidos según las nuevas pautas, cuando esta enfermedad tiene una tasa de mortalidad que oscila entre el 30 y el 40%.
La Necrosis Epidérmica Tóxica se caracteriza por un desprendimiento de toda la piel y suele ser secundaria a la ingesta de algún fármaco que pone en marcha una reacción inflamatoria muy severa. Se trata de una patología muy rara (entre 1 y 1,4 casos por millón de habitantes y año), lo que hace que deba ser tratada en unidades de referencias distribuidas por el país, entre las que se encuentra la Unidad de Grandes Quemados del Hospital del Rocío, que recibe pacientes de toda Andalucía, Canarias, Ceuta y Melilla. Dermatólogos, cirujanos plásticos, intensivistas y oftalmólogos, entre otros, colaboran también en el tratamiento de esta patología.
Hasta el año pasado, el protocolo internacional aceptado para esta enfermedad incluía la prescripción de corticoides e inmunosupresores. El objetivo era frenar la cascada inflamatoria que, a nivel multiórganico, desencadenaba el fármaco causante de la necrosis.
A la vista de los resultados desalentadores obtenidos año tras año, un equipo de especialistas integrado por los doctores Purificación Gacto, Jose J. Pereyra y Jesús Carbajal llegó a la conclusión de que la mayoría de los fármacos que hasta entonces habían sido incluidos en las guías de tratamiento internacionales producían más perjuicios que ventajas. La experiencia que acumulaban en el tratamiento y seguimiento de estos pacientes, junto al análisis de la evidencia científica disponible, les permitió consensuar que estos medicamentos agravaban la mortalidad del paciente.
Por ello, hace siete meses pusieron en marcha un protocolo de tratamiento completamente distinto al que manejaban hasta entonces, ya que recomendaban, por un lado, retirar toda la medicación que podía producir inmunosupresión. Por otro, empezaron a considerar al paciente como a un gran quemado, dado que la enfermedad provoca grandes ampollas en casi toda la superficie corporal.
Un tratamiento multidisciplinar, que otorga gran importancia a las curas que realiza el personal de Enfermería del Hospital Virgen del Rocío, altamente cualificado y entrenado, ha tenido una repercusión extraordinaria en la supervivencia de estos pacientes. El mantenimiento del soporte vital diario es igualmente fundamental para su recuperación.
Así, ha sido tal el impacto que ha causado esta comunicación, que sus autores han sido merecedores del primer premio nacional otorgado por el Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica, celebrado en Santiago de Compostela con más de 600 asistentes. Esta cita científica es la más importante de la Dermatología española, después del Congreso Nacional de la Asociación Española de la Dermatología y Venereología.