La Unidad de Gestión Clínica de Hematología Clínica del Hospital Universitario Virgen del Rocío ha incorporado un nuevo protocolo que eleva la esperanza de vida de los pacientes con leucemia u otras hemopatías malignas que se someten a un trasplante de médula ósea. Se trata de una nueva terapia combinada que ha demostrado su eficacia en un estudio recientemente publicado que ha sido premiado por el Grupo Español de Trasplante Hematopoyético (GETH) y Terapia Celular como mejor trabajo publicado en 2012.
Los estudios, coordinados por el director de la Unidad, José Antonio Pérez Simón, han sido sucesivos y han contado con la colaboración de 45 pacientes en una primera fase y 50 en una segunda. Todos tenían una mediana de edad de 50 años, un diagnóstico de leucemia u otra enfermedad maligna de la sangre, y para un gran porcentaje de ellos todas sus posibilidades de curación dependían de un trasplante de células hematopoyéticas de la médula ósea de un donante no emparentado.
Durante el desarrollo de los estudios, los pacientes trasplantados entre 2002 y 2007 recibieron la combinación clásica de ciclosporina más mofetil micofenotalo. A partir de 2007, los pacientes recibieron sirolimus más tacrolimus. En ambos casos se trata de medicamentos inmunosupresores que se prescriben a pacientes tras un trasplante de médula ósea para prevenir la enfermedad injerto contra huésped, esto es, que el órgano trasplantado, en este caso la médula rechace al paciente, atacando órganos como piel, hígado o tubo digestivo , explica Pérez Simón.
En términos generales el proceso es el siguiente: el paciente se somete a quimioterapia de intensidad reducida antes de recibir la médula del donante para eliminar sus defensas y que así éstas no luchen frente al nuevo tejido. Inmediatamente se realiza el trasplante. Después de la intervención, la nueva médula empieza a producir linfocitos que, gracias a la medicación descrita, no ‘atacan’ al paciente.
La terapia combinada que se administra después del trasplante es, por tanto, crucial para lograr la curación del paciente. Así, los ensayos en los que han trabajado profesionales de cinco hospitales españoles se han centrado en dirimir qué combinación de medicamentos es más efectiva.
Al término, los especialistas han demostrado que la utilización de sirolimus más tacrolimus disminuye el riesgo de complicaciones tras el trasplante, lo que se traduce en un incremento de la supervivencia del 44% al 72% a los dos años del trasplante. Dicho de otro modo, los profesionales han comprobado durante el seguimiento que hacen a estos pacientes un aumento de la supervivencia del 30% en el segundo año de tratamiento.
Desde entonces, el equipo liderado por Pérez Simón ha incluido esta medicación en el protocolo de tratamiento asistencial que siguen los pacientes sometidos a trasplante hematopoyético en el hospital Virgen del Rocío. De hecho, de los 55 trasplantes de médula realizados el año pasado gracias a un donante, 30 han sido de donantes anónimos o no emparentados. Y de ellos, aproximadamente la mitad han cumplido los requisitos para poder seguir esta pauta de tratamiento con éxito.