Los profesionales estudian cada caso y le reciben el mismo día de su intervención, lo que reduce su estrés a la hora de llegar al quirófano
Más de 1.700 intervenciones al año en las que el paciente ingresa el mismo día que entra en el quirófano y luego se queda una media de 2,9 días hospitalizado para recuperarse de la cirugía. Estos son los principales resultados de los profesionales de la Unidad de Ginecología y Patología Mamaria, quienes en 2014 iniciaron el circuito asistencial ‘Ingreso Cero’ que han ido ampliando progresivamente hasta que, en la actualidad, funciona con éxito en más del 90% de los casos.
Las enfermeras de consultas hacen la llamada prequirúrgica el día previo a la intervención a las mujeres que entran en el quirófano a primera hora y les informan de que tiene que ingresar directamente a las siete de la mañana en la sexta planta del Hospital de la Mujer, el procedimiento que ha de llevar a cabo de prevención de infecciones de la herida quirúrgica y resuelven sus dudas. Además, les indican el ala y la habitación de ingreso.
Una vez llegan, la enfermera y la técnica de cuidados auxiliares de Enfermería de noche realizan el ingreso de primera hora. El protocolo, que incluye una valoración inicial, Plan de Cuidados y etapa prequirúrgica, queda finalizado en torno a las 8 de la mañana, estando preparada la paciente para bajar al quirófano de manera inmediata.
De manera simultánea, el personal administrativo se ocupa de gestionar la admisión de las pacientes que serán intervenidas en segundo lugar. Así, reciben a las pacientes igualmente en la sexta planta, proporcionándoles las pegatinas y pulseras identificativas, e indicándoles el ala a donde han de dirigirse para ingresar y ser atendidas por el personal de Enfermería del turno de mañana.
Este nuevo circuito asistencial ha requerido un proceso de formación en técnicas e innovación organizativa que incrementa la calidad en la asistencia, una mayor eficacia en el empleo del tiempo y una mejora la accesibilidad al sistema sanitario. La paciente suele ingresar en el hospital más tranquila después de pasar la noche previa en su casa. Un menor tiempo de hospitalización evita por otro lado el riesgo de infecciones nosocomiales. Y el poder disponer de más camas libres permite programar más intervenciones en una patología tan dura como es el cáncer: la demora media de espera se sitúa en torno a los 15 días.
Además, es posible bloquear camas en habitaciones dobles para mujeres que precisan una cirugía oncológica compleja, y que pueden estar más cómodas con una ocupación individual. En definitiva, su puesta en marcha ha demostrado un mayor bienestar y menores riesgos con óptimos resultados quirúrgicos para las pacientes.
Así, los profesionales de la Unidad de Ginecología y Patología Mamaria, liderada por la Dra. Mª Ángeles Martínez Maestre, han efectuado un total 1.731 intervenciones durante el año pasado. De ellas, solo 31 necesitaron ingreso previo.
Las intervenciones más comunes son por cáncer de mama (cerca de 500 intervenciones al año), cáncer de útero, cáncer de ovario, cáncer de vulva y otros procesos malignos, que representan más de la mitad de las cirugías junto a la patología “benigna» (incontinencia urinaria, prolapso, miomas, fibromas) o infecciones del aparato reproductor femenino.
El ingreso previo se lleva a cabo o bien por las circunstancias especiales de la paciente (su estado es complejo por presentar varias patologías o ser frágil), o por necesidad de pruebas previas a la intervención. Los profesionales siempre estudian cada caso para darle la solución más adecuada.