Profesionales que atienden a las personas que han sufrido una laringectomía total, pacientes, y familiares se han reunido en las primeras jornadas que organiza la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital Virgen del Rocío. Con el título ‘Hay vida tras la Laringectomía, los límites los pones tú’, los asistentes han compartido avances asistenciales y testimonios de pacientes que tras haber sido intervenidos de laringectomía total se han reintegrado a su vida laboral y social.
Los pacientes de cáncer de laringe, sometidos a una laringectomía total, pierden la voz. La Unidad de Otorrinolaringología, dirigida por Francisco Esteban, realiza más de 20 laringectomías totales de media al año. Sin embargo, no todos los cánceres de laringe conllevan este tipo de intervención, ya que los avances quirúrgicos y el diagnóstico precoz de la enfermedad hace que, en la mayoría de los casos, los profesionales lo puedan tratar mediante una micro cirugía y tratamiento de quimio y radioterapia.
Según Pilar García, referente de Cuidados de la Unidad, la pérdida de la voz supone una frustración en el proceso de la comunicación y un rechazo de las relaciones sociales, lo que conlleva a estas personas al aislamiento social, padecimiento de angustia y a soportar una gran carga psicológica y emocional. Asimismo, requiere de cuidados especializados por parte del personal de Enfermería, que se mantienen en el tiempo.
Por este motivo, el aprendizaje de la voz esofágica es vivido por los pacientes como una pieza clave para su reintegración en la sociedad, así como para su recuperación física y psíquica, siendo imprescindible en este proceso la fortaleza del propio paciente, el apoyo incondicional de la familia, las asociaciones de laringectomizados y el contacto con otras personas que se encuentren en esta misma situación.
Por ello, la Unidad de Otorrinolaringología dispone de un Aula de Voz esofágica a la que acuden pacientes tanto del área del Hospital Virgen del Rocío como de otras zonas de Sevilla para aprender a hablar. Las clases están impartidas por antiguos pacientes laringectomizados que, además de ejercer como monitores, también lo hacen como voluntarios, visitando a diario pacientes ingresados en la unidad, prestando apoyo al paciente y a su familia, ayudándolos con su testimonio a afrontar y superar su enfermedad, en definitiva, mejoran y aceleran su proceso de recuperación.