Monitorizar la función de la mácula con la máxima precisión se convierte en un elemento clave durante el tratamiento de la degeneración macular, principal causa de ceguera en la población. Esta es la razón que justifica la reciente incorporación de la Microperimetría al Servicio de Oftalmología de Hospitales Universitarios Virgen del Rocío, que dirige el Dr. Carlos Ruiz Lapuente. Con el apoyo de un complejo software de calibración, este novedoso equipo aporta toda la información necesaria al especialista para valorar la evolución de la enfermedad, el grado real de afectación y los límites exactos del daño. Se convierte así en una herramienta imprescindible para conseguir el éxito del abordaje de esta patología tan prevalente. La fiabilidad de las mediciones obtenidas, en las que se reproducen imágenes digitalizadas a tiempo real, permite al oftalmólogo establecer las prioridades terapéuticas de cada caso, a la vez que conocer los verdaderos beneficios de los tratamientos llevados a cabo, sean médicos o quirúrgicos. Igualmente, sus datos suponen un soporte imprescindible en la planificación de las intervenciones, especialmente en las que se emplean las diferentes modalidades de láser, como la terapia fotodinámica y la termoterapia transpupilar (esta última aplicada transescleralmente por el hospital sevillano de manera pionera en España). El diámetro del haz empleado se ajusta a la zona exacta lesionada, evitando las áreas sanas que rodean a la misma. El hecho de que la digitalización del dispositivo facilite el almacenamiento de la información de cada paciente, constituye otra ventaja, ya que se convierte en una importante base de datos y conocimiento clínico, fácilmente accesible.
La Unidad de Mácula se puso en marcha en 2003 y atiende anualmente a más de 2.000 pacientes. Junto a los tratamientos con láser, se realizan infiltraciones de corticoides intraoculares para reducir el tamaño de la membrana sangrante. Igualmente, en los casos más complejos de maculopatías, se practica la cirugía vítreoretiniana. Subrayar la realización de dos autotrasplantes de epitelio pigmentario, técnica quirúrgica complementaria indicada en casos muy seleccionados que permite reparar la zona central dañada de la retina con la capa más periférica de la misma.