Un investigador del Hospital Universitario Virgen del Rocío descubre como a partir de modelos matemáticos la dieta mediterránea es eficaz para tratar la enfermedad
La geometría nutricional es un modelo matemático que define las relaciones entre nutrientes, alimentos y dieta y su interacción con la salud, y permite diseñar dietas más eficaces y personalizadas para los pacientes
Un equipo de investigadores ha recurrido con geometría nutricional a un patrón diabético eficaz para mejorar la enfermedad metabólica asociado al hígado graso no alcohólico. Este modelo matemático, en el que ha participado el médico Manuel Romero Gómez del Hospital Virgen del Rocío, determina la relación entre los alimentos y la salud, permitiendo la adopción de patrones alimentarios capaces de generar mejoría en el tejido hepático, diseñar un protocolo más eficaz y personalizar a cada paciente una dieta.
Los cambios en el estilo de vida son una opción terapéutica para tratar y a la vez controlar la progresión de la enfermedad metabólica asociada al hígado graso. “La dieta y el ejercicio físico han demostrado ser una opción terapéutica que, además, permiten clasificar a los pacientes en ‘respondedores’ y ‘no respondedores”, indica Manuel Romero Gómez, especialista de Aparato Digestivo en el Hospital Universitario Virgen del Rocío y coordinador del estudio.
La investigación realizada con pacientes ha permitido demostrar que hay macronutrientes, vitaminas y minerales que tienen un papel protector sobre el desarrollo del hígado graso; y otros cuya ingesta excesiva contribuye a la aparición y mala evolución de la enfermedad. Entre los primeros están los ácidos grasos monoinsaturados y polinsaturados, la fibra y los polifenoles, y entre los segundos están los ácidos grasos saturados, la sal y los azúcares simples.
A pesar de esta evidencia, sería esencial conocer qué es lo que comen los pacientes y en función de eso dar un consejo dietético adecuado. “Sin embargo, en principio esto es complicado, ya que para ello hay que tener en cuenta las necesidades de las personas, su análisis individual, entorno, costumbres y hábitos, con el fin de ajustar la dieta”, señala Romero-Gómez, también jefe de grupo del Centro de Investigaciones Biomédicas en la Red del área de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD).
Los resultados de este estudio son fruto del trabajo colaborativo de las diferentes áreas del CIBER, compuestas por el área de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) y Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC). La investigación ha sido publicada en la revista Seminars in Liver Disease y concluye que las modificaciones dietéticas deben centrarse en la pérdida de peso y en la adopción de patrones alimentarios capaces de generar mejoría en el tejido hepático.
Para ello, se emplearon técnicas de geometría nutricional, un modelo matemático que define las relaciones entre las diferentes jerarquías nutricionales y su interacción con la salud. Además, esta técnica es un rasgo fenotípico o histológico de la enfermedad se puede representar en un marco geométrico definido por la ingesta de varios nutrientes o alimentos de un paciente, que corresponde con la manera de comer del paciente.
La eficacia de la dieta frente al Hígado Graso Asociado a Disfunción Metabólica
El análisis de la dieta mediterránea ayuda a entender por qué esa dieta es eficaz para mejorar el hígado graso, incluso a pesar de ser generalmente hipercalórica y sin pérdida de peso por parte de los pacientes. La sustitución de la grasa saturada de la dieta por grasa mono o poliinsaturada como la presente en el aceite de oliva virgen extra ha demostrado mejorar el estado inflamatorio y el perfil metabólico.
El artículo completo puede consultarse a través de la web: https://www.thieme-connect.de/products/ejournals/abstract/10.1055/s-0042-1757711