Expertos de la Universidad de Sevilla y del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla defienden que esta medida disminuye el índice de mortalidad fetal en operaciones intrauterinas
Especialistas del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla y de la Universidad de Sevilla han publicado recientemente un estudio en el que confirman que a partir del segundo trimestre de embarazo el futuro bebé ya manifiesta actitud de dolor ante un estímulo nocivo o respuesta al estrés. Aunque el problema de si los fetos son capaces de sentir dolor o no todavía es controvertido, los investigadores señalan ante estos resultados la necesidad de anestesiar al feto en intervenciones de cirugía fetal abierta (open fetal surgery, OFS).
Por un lado, existe una corriente de opinión que defiende en este tipo de intervenciones fetales, que es suficiente con administrar anestesia a la madre ya que ésta pasa al feto a través del cordón umbilical. Ahora, los expertos demuestran que esto puede no ser suficiente y que a partir de las 21 semanas el feto ya presenta sensación de dolor, por lo que necesita ser también anestesiado.
“En el Hospital Virgen del Rocío llevamos una década realizando intervenciones de cirugía fetal abierta. En 2007 realizamos la primera de espina bífida intrauterina en Europa, y en tan sólo un caso el feto no pudo recibir anestesia parenteral desde el comienzo de la operación. Fue en ese momento cuando nuestros equipos de monitorización detectaron anomalías en el comportamiento del feto que nos indujeron a pensar que efectivamente era una respuesta al estrés producido por el dolor. Rápidamente se puso en marcha el protocolo de anestesia y la reconstrucción espinal fue posible y el postoperatorio transcurrió sin incidentes”, explica el doctor Javier Márquez Rivas, jefe de la Unidad de Neurocirugía Infantil y del Servicio de Neurocirugía de este centro.
Por su parte, la doctora María J. Mayorga Buiza, anestesióloga infantil y primera firmante del artículo, añade que uno de los aspectos clave de la anestesia en las intervenciones de cirugía fetal abierta es promover la relajación uterina, manteniendo la circulación fetal estable y, una vez que se completa la cirugía, ofrecer un manejo adecuado de la paciente para evitar las contracciones entre otras complicaciones, lo que finalmente reduce el parto prematuro.
La cirugía fetal abierta (OFS) sigue siendo un procedimiento importante para la madre y el feto. En tales casos, la anestesia del feto puede ser provista por diferentes rutas pero, en opinión de estos expertos, la administración directa es “obligatoria” para disminuir el estrés del feto y reducir asimismo la tasa de mortalidad fetal.
Si bien las referencias actuales no prueban la percepción fetal del dolor antes del tercer trimestre y existen pocas evidencias de la efectividad de las técnicas de analgesia o anestesia fetales directas, es un hecho contrastado que la mortalidad y la pérdida fetal es superior al 20% en fetos no anestesiados. Esta tasa desciende al 0% en las intervenciones realizadas hasta este momento en el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.
“La respuesta del estrés fetal a la estimulación nociva que observamos a través de nuestros equipos de monitorización en este caso, no prueba completamente que el feto tenga una percepción consciente del dolor. Sin embargo, es muy poco probable que pueda haber percepción del dolor sin una respuesta al estrés, ya que estas señales se utilizan a menudo como un indicador sustituto para el dolor”, explica el investigador de la Universidad de Sevilla y coautor de este trabajo, el catedrático de Física Aplicada Emilio Gómez González.
El equipo de investigación que dirige el profesor Emilio Gómez trabaja en el desarrollo de técnicas ópticas y neurofotónicas capaces de evaluar el estado y características de las zonas intervenidas durante estos complejos procedimientos quirúrgicos.
“Avanzar en anestesia es avanzar en cirugía. Antiguamente, había pacientes que morían de dolor, por ello cuanto mayor sea nuestro conocimiento y formación en anestesia y mayor sea el desarrollo de los equipos de monitorización, más compleja podrá ser también la cirugía”, defiende la doctora Mayorga Buiza.