El director de la Unidad de Gestión Clínica de Hematología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, José Antonio Pérez Simón, ha liderado un estudio multicéntrico que demuestra la mayor efectividad de una determinada combinación farmacológica en la prevención de la enfermedad injerto contra huésped, la principal causa de mortalidad en los trasplantes de progenitores hematopoyéticos (conocidos como trasplantes de médula ósea). La supervivencia, a los dos años del trasplante de donante no emparentado, alcanza el 72%, frente al 44% obtenido con otros tratamientos clásicos, mientras que la mortalidad baja en 20 puntos, pasando del 38% al 18%. Estos resultados se han presentado tanto en el último congreso nacional de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, durante su sesión plenaria, como en la reunión de la sociedad americana de esta especialidad.
El estudio, dirigido por el doctor Pérez Simón, se ha realizado entre 2007 y 2011 en cinco centros españoles: el Hospital Universitario de Salamanca, los hospitales Clínic y Sant Pau de Barcelona, el Hospital Clínico de Valencia, el Hospital Morales Messeguer de Murcia y el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Los centros participantes han comparado la evolución de un total de 95 pacientes, la mitad de ellos tratados con la combinación de ciclosporina más mofetil micolenolato y la otra mitad con sirolimus más tacrolimus. «A pesar de la complejidad de los pacientes tratados, por la disparidad en HLA, en muchos casos tras recaídas de un trasplante previo, etc., el tratamiento que proponemos se ha tolerado muy bien, con escasas complicaciones, lo que se ha traducido en una mejoría significativa de la supervivencia global y la disminución del riesgo de desarrollar enfermedad injerto contra huésped», explica Pérez Simón.
De esta forma, la incidencia de la enfermedad injerto contra huésped crónica ha pasado del 88% (en los tratados con la combinación ciclosporina y mofetil micolenolato) al 55% (con sirolimus y tacrolimus), mientras que la incidencia de esta enfermedad en su fase aguda (grados 3-4) ha sido del 23% y el 14%, respectivamente. La supervivencia libre de evento ha sido del 30%, para el primer grupo de pacientes, y del 59%, para el segundo grupo. La global ha alcanzado el 44% en el grupo de tratamiento estándar y el 72% para el grupo del tratamiento con la nueva combinación propuesta. Como consecuencia, la mortalidad ha disminuido en este último grupo, reduciéndose hasta el 18%, en comparación con el 38% del primer grupo.
«Son unos resultados muy llamativos, que nos animan a seguir estudiando esta nueva alternativa terapéutica y a proponerla como opción para el resto de equipos que realizan trasplantes de progenitores hematopoyéticos», matiza el investigador principal de este ensayo y responsable de Hematología en el hospital sevillano. Si bien otro grupo estadounidense había propuesto esta posible combinación farmacológica con resultados favorables, ésta es la primera vez que se demuestra la eficacia del tratamiento en un estudio multicéntrico.