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Virgen del Rocío ha estudiado a más de 10.000 recién nacidos dentro del Programa de Detección de la Sordera

Publicada el: 2006-08-01 12:00 | Escrito por Úrsula Palmar Gómez

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La sordera en la infancia tiene unas repercusiones muy importantes sobre el habla, el desarrollo emocional, escolar y social del niño. El oído, junto con el resto de los sentidos, permite la relación con el medio ambiente y es importante en el ser humano ya que las personas se comunican fundamentalmente por medio del lenguaje hablado. La percepción auditiva es la vía habitual de adquisición del lenguaje por lo que la disminución de la capacidad de audición condiciona el desarrollo psicológico e intelectual del pequeño, dificultando su integración en la sociedad desde edad temprana, primero en el ámbito educativo y después en el laboral. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 1.000 recién nacido puede sufrir una sordera profunda y entre 3-5 de cada 1.000 tiene algún problema de audición. El diagnóstico en fases tempranas de la vida minimiza el impacto de este problema de salud al instaurarse precozmente el tratamiento, la rehabilitación y el seguimiento adecuado de cada caso.


Un total de 10.061 recién nacidos han sido estudiados en Hospitales Universitarios Virgen del Rocío desde la implantación del Programa de Detección de Hipoacusia, iniciado en enero de 2005. La estrecha colaboración de los Servicios de Neonatología, Otorrinolaringología y Obstetricia ha permitido el buen desarrollo de esta iniciativa impulsada por la Consejería de Salud en los hospitales andaluces para diagnosticar precozmente las deficiencias de audición de la población infantil. La Unidad de Hipoacusia, que cuenta con dos profesionales de enfermería formadas específicamente para la realización de las exploraciones necesarias otoemisiones acústicas y potenciales auditivos automatizados, funciona en horario de mañana y tarde de lunes a jueves y los viernes y sábados por la mañana, debido al gran volumen de partos que atiende diariamente el centro sevillano, actualmente una media de 25.


El Programa de Detección de Hipoacusia se estructura en tres niveles diferenciados. En una primera fase, se realiza una sencilla e indolora prueba de audición a todos los neonatos, cuyo resultado queda registrado en el Documento de Salud Infantil y en la ficha del Programa de Metabolopatías. Si se detecta un posible déficit de audición, el menor vuelve a someterse a otra exploración antes de cumplir los dos meses. En la última etapa, si sigue confirmándose la sospecha de sordera, y ya derivado al Servicio de Otorrinolaringología, se realizan los denominados potenciales auditivos evocados del tronco cerebral para confirmar la hipoacusia e iniciar la pauta terapéutica correspondiente.