Las Guías de Resucitación Cardiopulmonar del European Resuscitation Council, institución que cada cinco años actualiza las recomendaciones sobre cómo actuar ante una parada cardiorrespiratoria (muerte súbita), han contado en esta última edición, recién lanzada en versión electrónica a través de la revista Resuscitation, con un autor sevillano, Antonio Caballero, facultativo de la Unidad de Gestión Clínica de Cuidados Críticos y Urgencias del Hospital Universitario Virgen del Rocío.
Se trata de uno de los tres únicos médicos españoles invitados a participar en este importante y riguroso documento de análisis de toda la evidencia científica con el que se calcula, de aplicarse en Europa, podrían salvarse más de 100.000 muertes en Europa. Concretamente, el especialista del Hospital Universitario Virgen del Rocío ha elaborado el capítulo 2 de las guías, referido al soporte vital básico (masaje cardíaco y ventilación boca a boca) y a la desfibrilación externa automática (equipos de descarga eléctrica). Son éstos los eslabones clave de la denominada cadena de supervivencia , que debe activarse inmediatamente tras producirse el paro cardiaco y que ha demostrado mejorar la expectativa de vida del paciente hasta un 50-75%.
Entre las novedades más relevantes que incluye el texto, se encuentran algunas referidas a las propias maniobras de reanimación, a los fármacos suministrados por los equipos de emergencias, a determinadas terapias y técnicas de soporte y estabilización o a las medidas preventivas aconsejables en áreas públicas.
Así, por ejemplo, se recomienda que todo reanimador, entrenado o no, dé compresiones torácicas sobre el sujeto que sufre la parada cardiorrespiratoria (siempre de buena calidad y buen ritmo, reduciendo las interrupciones de las mismas). Se desaconseja, por otro lado, el uso de fármacos por vía intratraqueal (si la vía venosa no es accesible, se aconseja la vía intraósea), proponiendo el momento idóneo de la administración de la adrenalina y la amiodarona (tras la tercera descarga) o recomendando no usar de forma rutinaria la atropina en caso de asistolia o de actividad eléctrica sin pulso. Se quita énfasis a la intubación traqueal precoz, salvo que haya un experto que pueda garantizar su correcta aplicación. De igual forma, se reconoce la necesidad de un mayor desarrollo de los desfibriladores (semi)automáticos en áreas donde se concentre un gran número de personas.