Ser mujer, trabajar en un área geográfica con alto índice de COVID, no sentir el apoyo de los compañeros, el estrés y el miedo a convertirse en fuente de contagio es el perfil del profesional sanitario al que más ha afectado la pandemia por coronavirus. Así lo revela un estudio de la Unidad de Salud Mental del Hospital Universitario Virgen del Rocío, que ha liderado un análisis nacional con el objetivo de evaluar el impacto a corto plazo de esta crisis sanitaria, valorando el estado mental y psicológico del personal sanitario español. Recogieron también datos sobre factores sociales y organizacionales que podrían influir en la sintomatología.
Los datos registrados en la literatura científica sobre crisis sanitarias causadas por enfermedades infecciosas, como los virus SARS, MERS, la gripe aviar y el ébola, ya indicaban que el personal sanitario está en especial riesgo para desarrollar síntomas relacionados con el estrés. Los más habituales son ánimo depresivo, ansiedad, irritabilidad e insomnio, entre otros. Estos síntomas se extenderían en el tiempo una vez terminada la crisis sanitaria en sí, implicando por tanto consecuencias a medio y largo plazo sobre los trabajadores del ámbito sanitario, su satisfacción laboral y rendimiento.
Sobre esta hipótesis, los especialistas en Salud Mental del hospital sevillano recogieron un total de 1.407 encuestas respondidas (vía online) durante el mes de mayo de este año. Ha participado personal sanitario de todas las categorías profesionales que hubiera desempeñando su labor en hospitales españoles durante el mes anterior. Y ha sido publicado en la revista científica Journal of Affective Disorders, disponible en https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165032720327750
Los resultados muestran que un 24´7% de ellos (348 de 1407) sufren estrés agudo (evaluado según el cuestionario SARS-Q). Esto se asociaba a factores como ser mujer, ejercer como médico, no tener acceso a material de protección y riesgos subjetivos percibidos por los profesionales.
Por otro lado, un 53’6% (754 de 1.407) padecieron síntomas relacionados con pobre salud general (medidos con el instrumento GHQ-28). Una pobre salud general (que se mide según el índice GHQ>24) se relacionaba una vez más con ser mujer, trabajar en un área geográfica con alta incidencia de contagio, no poder ser escuchada/apoyada por sus compañeros, percibir gran estrés en el puesto de trabajo y miedo a convertirse en fuente de contagio para los demás.
La alta prevalencia de síntomas emocionales y de deterioro de la salud general entre los profesionales sanitarios indican la necesidad de implementar medidas de reducción de estrés al colectivo sanitario. Los aspectos organizacionales y los riesgos percibidos en el entorno laboral son aspectos clave que se ha visto que aumentan los síntomas de estrés agudo y ansiedad, por lo que los autores (Gonzalo Rodríguez Menéndez, Ana Rubio García, Patricia Conde Álvarez, Laura Armesto Luque, Nathalia Garrido Torres, Luis Capitán, Asunción Luque, Miguel Ruiz Veguilla, y Benedicto Crespo Facorro) valoran que son a los quienes deberían dirigirse las estrategias de prevención que protejan la salud de los profesionales, de cara a afrontar la próxima crisis epidemiológica.