Los especialistas reconocen que ser capaces de identificar los cambios asociados a situaciones de alto estrés, y solicitar ayuda, evita efectos perjudiciales
Especialistas de Salud Mental del Virgen del Rocío han iniciado un programa de apoyo emocional dirigido a otros compañeros del hospital y a los pacientes que se encuentran ingresados en aislamiento afectados por el virus COVID-19. La finalidad de esta iniciativa es poder seguir atendiendo a los pacientes de una manera óptima. Y es que la realidad asistencial, familiar y social con la que vive la sociedad actual, desde que hace unas semanas se declarara una pandemia por coronavirus, constituye un reto sin parangón a la capacidad de tolerancia de todas las personas.
El programa está en funcionamiento desde las 08.00 hasta las 20.00 horas, los siete días de la semana, y lo desarrollan más de 100 profesionales de la Unidad de Salud Mental.
Para poder ser atendido, el solicitante solo tiene que rellenar un breve cuestionario que se encuentra en la Intranet del Hospital, a través del enlace http://intranethuvr.dmsas.sda.sas.junta-andalucia.es/ugc/SaludMental/Lists/csap/AllItems.aspx. Una vez enviado el formulario, uno de los profesionales pertenecientes a esta Unidad, atenderá la solicitud y realizará una intervención telefónica. Durante la misma se ofrecerá apoyo emocional, recomendaciones para un afrontamiento efectivo de la crisis, recursos de autocuidado, medidas preventivas para minimizar consecuencias negativas de la crisis, etc.
Los especialistas en Salud Mental consideran que el estrés es un mecanismo fisiológico normal de adaptación para enfrentar esas situaciones que entendemos de riesgo. Si ese estrés que se genera supera un umbral tolerable, tanto por alta intensidad y/o larga duración, aparecen síntomas físicos y mentales que nos llevan a sentirse mal, dormir deficientemente, estar más irritables, tensos y con peor concentración. Es entonces cuando interfiere de manera evidente en nuestra vida.
Por ello, los especialistas del hospital insisten en que ser capaces de identificar estos cambios que se experimentan asociados a situaciones de alto estrés y, consecuentemente, de pedir ayuda a los profesionales es el camino para evitar los efectos perniciosos del mismo.