Una pequeña que nació a las 27 semanas de gestación es uno de los 9 neonatos que ya se ha beneficiado de esta técnica de hemodinámica mucho más segura, de la que ya se benefician pacientes que pesan menos de 1,5 kilogramos
Un equipo de pediatras especializados en Hemodinámica del Hospital Universitario Virgen del Rocío ha iniciado el cierre de un defecto arterial denominado ductus que puede aparecer en bebés prematuros empleando técnicas mínimamente invasivas en lugar de la cirugía convencional, que es la opción convencional pero conlleva más riesgos. De este modo, lo pueden practicar a edades cada vez más tempranas (al mes de vida) o en pesos cada vez más bajos, ya que es mucho más segura, tiene un mejor pronóstico y una más rápida recuperación.
Abril, una pequeña que nació a las 27 semanas de gestación, es uno de los 9 neonatos que ya se ha beneficiado de estas técnicas. Todos ellos han sido grandes prematuros al nacimiento con una edad gestacional al nacimiento incluso de 23 semanas y con un rango de peso que oscila entre 1,470 y 6 kilogramos de peso (5 de ellos menores de 2 kg). Dos de ellos han sido derivados de otros hospitales para someterse a este procedimiento.
El ductus arterioso es una estructura embrionaria presente en todos los fetos que conecta la aorta con la arteria pulmonar principal y que tiene como finalidad asegurar el flujo en ambas arterias y, por tanto, su desarrollo adecuado. En condiciones normales se produce un cierre espontáneo de dicho vaso al nacimiento, entre las 24 y las 72 horas de vida, una vez el bebé comienza a respirar con normalidad a través de sus pulmones fuera del útero materno.
Hay una serie de circunstancias que provocan que el cierre se retrase o incluso que no se produzca, siendo la prematuridad la causa fundamental de persistencia del ductus arterioso permeable. El que se mantenga abierto el ductus provoca una sobrecarga de volumen sobre los pulmones que, en el caso de los bebés prematuros, al encontrarse inmaduros, conlleva un aumento de necesidad de ventilación mecánica y del riesgo de infecciones pulmonares, además de una mayor inestabilidad cardiovascular.
Clásicamente el tratamiento del ductus arterioso persistente ha sido con medicación y, cuando no funcionaba, había que recurrir a la cirugía abierta para realizar el cierre.
Frente a esta situación, los especialistas del Hospital Universitario Virgen del Rocío se han basado en los conocimientos de la hemodinámica infantil adquiridos en los cierres de ductus en los pacientes pediátricos de mayor edad y peso para comenzar, en 2016, el programa de cierre percutáneo del ductus del prematuro.
Los resultados que están consiguiendo hasta la fecha son equiparables a los conseguidos con la cirugía, pero con evidentes beneficios para el paciente en cuanto a criterios de morbilidad, ya que claramente precisan menor soporte tanto respiratorio como cardiovascular tras el cierre por cateterismo, con un menor número de infecciones respiratorias y una clara mejoría de la función de los pulmones inmaduros. De la misma manera, presentan un menor número de secuelas, ya que no se producen distorsiones en la anatomía del tórax o afectaciones neurológicas.